dijous, 2 d’abril del 2015

La disparé hace 7.635 días


Siempre he creído que estar mucho tiempo en una reunión de pre producción con el único objetivo de organizar hasta el último detalle el planing de una sesión fotográfica en exterior, es perjudicial para la salud. No digo que no deba hacerse, pero yo creo que éste debe ser lo suficientemente flexible para apreciar y valorar los imprevistos e inconvenientes que se nos presente, y utilizarlos a nuestro favor. 

La disparé hace 7.635 días y ella forma parte de esas imágenes que reflejan a la perfección el vinculo que puede establecerse en milésimas de segundo entre el fotógrafo y la persona fotografiada. Puedo afirmar que entre el modelo, Yaron Fink, y un servidor este vínculo tubo lugar y, quizás, por eso colaboramos en un buen número de sesiones fotográficas. 
En las sesiones fotográficas (con modelo) no todo buen resultado está en la técnica, muchas veces ésta importa más bien poco, ya que el “casting” será lo que incline la balanza hacia el éxito o el fracaso y naturalmente la facilidad del fotógrafo por comunicarse y sintonizar con el/la modelo, que justo acaba de conocer en la mayoría de las ocasiones. 

La sesión fotográfica debía respirar naturalidad, mostrar que en verano no basta con las bermudas y una toalla, que hay un sinfín de looks que se adecuan perfectamente a nuestra opción de holidays… Decidí trabajar en Cadaqués, ya que toda la villa, por si misma, ya nos situaba a mi y a todo el equipo en la línea que debía reflejar y transmitir el reportaje. 
El book de Yaron Fink sobresalía de entre los otros modelos preseleccionados y en él se intuía el desenfado y desenvoltura que exigia el reportaje, una mirada capaz de transmitir emociones, vivencias… y un total dominio de sus manos, consideración nada banal, ya que ellas (las manos) pueden y suelen echar a perder cantidad de imágenes. Viajó desde Paris, su implicación e integración con el equipo fue inmediata y ésta se tradujo en tomas excelentes donde pudimos percatarnos de que su contratación había sido un acierto, ya que montó a caballo a pleno galope, circuló en moto por calles estrechas, saltó en cama elástica, se bañó vestido sin pestañear por el frío…, pero también nos ofreció su lado más tranquilo y relajado. 

Si observamos técnicamente esta imagen, no tiene gran cosa que explicar para un fotógrafo, pero… al incluir las manos en un retrato, éstas, pueden desproporcionarse, y mucho, en función de la posición del cuerpo y la óptica que se utilice; Yaron lo sabía y con una simple indicación se corregía. Trabajé con mi Nikon F3 montando un tele de 180mm. F2,8 con el que conseguía comprimir los planos desenfocando el fondo, relativamente cercano. A media tarde, posicioné al modelo en un interior abierto frente a un ventanal situado al norte, con una luz suave que el film Ektachrome de tonos más cálidos y densos, que usé, me compensaba la temperatura de color más fría de la luz ambiente que reflejaban el cielo y el mar.