dilluns, 25 d’octubre del 2010

Flashback 64


Igualada: mi ciudad. El Pilar: mi barrio. El señor Botines: un vecino fuerte, charlatán y bonachón, casi siempre descamisado y con amplios pantalones que solía ajustarse con el cinturón continuamente. Pilar: su mujer delicada, frágil, delgadita y luciendo siempre un inmaculado delantal. La esparteria: la tienda de tres pisos que ambos regentaban. La polea con cuerda de cáñamo: el sistema mecánico que utilizaban para subir o bajar los productos a las distintas plantas.
Los vecinos estábamos acostumbrados al grito de ¡¡¡Pilaaar!!! para que ésta se asomara al balcón a recoger la carga y era tan habitual oírle gritar que sus gritos formaban parte del paisaje del barrio.
Nunca les había prestado atenció, pero un dia decidí fotografiarlos y añadir a mi archivo una más de las acciones cotidianas que dia tras dia se sucedían al lado de mi casa.